Tuesday, March 01, 2005

girona, la capital del mundo (primera parte)

Pero, por dios, quién dijo que Girona, o sea el puto pueblo, o sea ese santuario de la belleza, la paz, el silencio, no es cachondo. En mi vida me enamoré mas de tres veces seguidas (como en Girona), en mi vida hallé una mesa, en una calle centrica, bajo arboles centenarios, donde se pudiera escribir en absoluta paz de espiritu y leer en absoluta paz de espíritu, paz de espíritu solo interrumpida por seres angelicales, que se deslizan por las calles como ninfas en celo o como ménades borrachas. Sólo en Girona las muros y las torres a donde conducen esos muros y las aldabas que flanquean esas torres son formas de la cachondez y de la desgracia o algo cuyo nombre no me atrevo a decir pero que participa de ambas cosas. A la mierda con Venecia (huele a rayos) incluso con Paris (ahí son sus habitantes los que huelen a rayos). La ciudad del amor fou o del amor a secas o de la Catastrofe y la Belleza se llama Girona. El amor es el Fantasma que recorre Girona (fantasma en el sentido más literal de la palabra: todo el mundo habla del amor, pero nadie lo vió nunca), fantasma que a veces brilla como una hoguera y otras veces (la mayoría de las veces, ya que estamos) es un crematorio o, mejor aún, un campo de concentración (y como buen campo de concentración habla en la noble y romántica y profunda lengua alemana). Creo que se me fue la olla…Pero que viva Girona, la ciudad más cachonda del mundo (y por muchas y oblicuas razones, tambien la más peligrosa). Buenas tardes a todos.

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